Dar prioridad a los pacientes con mayor necesidad de atención: es el momento de los médicos de primer contacto para tomar la delantera
Amanda Niklasson, MD; Victor M. Montori, MD, MSc; y Minna Johansson, MD, PhD
Según un cálculo, el médico de primer contacto necesitaría trabajar 27 horas diarias para cumplir con las directrices de la práctica clínica que aplican a sus pacientes, y más de la mitad de esas horas se dedicarían a la prevención en pacientes asintomáticos.1 Enfrentamos un tsunami de recomendaciones, pero solo podemos seguir una pequeña fracción de ellas.2 En la atención primaria, priorizar es difícil y se vuelve caótico (p. ej., pacientes con síntomas graves sobre los que tienen síntomas leves o están asintomáticos, las intervenciones con mayores beneficios sobre aquellas con beneficios pequeños e inciertos, prevención para las poblaciones de alto riesgo sobre las poblaciones de bajo riesgo).3
Las mediciones de desempeño, vinculadas a directrices que son imposibles de seguir, exacerban el problema de priorizar, entre los ejemplos de tales medidas incluyen la proporción de personas a quienes se les hace detección de consumo de alcohol o inactividad física, así como la proporción de pacientes con diabetes que logran